
"La imaginación de una mujer es excesivamente rápida. En un momento salta de la admiración al amor y del amor al matrimonio". Esta cita fue lo primero que se me vino a la cabeza una vez que mi mejor amigo de la adolescencia me confiara en un bar que dentro de su bolsillo cargaba el anillo de compromiso que le daría a su novia esa misma noche. Sólo que la famosa frase escrita por una de las mujeres que personalmente considero más inteligentes de la historia, no hizo sentido alguno hasta que comencé a ver los estados en las redes sociales. Es claro que las mujeres tenemos ese don para manifestar todo en cuanto a sentimientos se refiere...públicamente y sin ningún tipo de pudor. Muchas veces he pensado en esto y ha sido un tema recurrente al conversar con hombres. ¿Qué ocurre con las mujeres y el matrimonio? ¿Qué es lo que les hace perder la cabeza cuando le entregan "la roca"? Reconozco que he soñado con ese momento más de alguna vez en mi vida pero el paso de los años y también porqué no decirlo: el paso de más de uno que otro "galán" dejó que se convirtiera en un trámite al que no quiero llegar, es cómo si la fila del banco fuera eterna para hacer un maldito depósito pero que al momento de llegar a la caja, no quiero hacerlo, ya que eso implicaría perder dinero, que en mi vida se traducen en libertades.
No me gusta la idea en que la persona se enamore de la idea, más bien lo sano y romántico es enamorarse de esa persona y finalmente el novio en la mayoría de los casos, se ve opacado por el vestidos, las flores, el color de la torta, la canción, el baile y bla bla bla.
Tengo casi 30 años y para muchos en mi circulo sería como Anne Elliot de Persuasión. Sólo que aunque el Capitán Wentworth llegara con un anillo, una renta de miles de libras esterlinas y una propiedad en una preciosa colina inglesa, no volvería a sus brazos. Claro que si es tan guapo como Rupert Penry-Jones lo más probable es que me rendiría ante sus encantos sin importarme la preciosa casa en la colina, las libras esterlinas, ni la roca. Me enamoraría de él, no de lo que le pertenece y menos de la idea...
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